Una mala noche en Casa SW

Ya sé que, en principio, fue mi culpa. Ya sabíamos que los viernes aceptan hombres solos y de todas formas, y considerando que no habría ningún tipo de travesura por un buen rato aprovechamos el último día que tendríamos en el 2011 y nos lanzamos a Casa SW. Me parece un lugar lleno de buenas intenciones pero con menos pros que contras. Ya habíamos ido antes, y estábamos conscientes de muchas de las cosas con las encontraríamos, pero aún así nos lograron desilusionar un tanto. 
Era una noche de colegialas. La página web decía que quien honrara el código de vestuario recibiría un regalo o una entrada gratis. Nadie nos ofreció nada parecido, y salvo alguna miembro de staff, tal vez, a nadie más le llegó el memo porque no había mucho colegialismo que digamos en el ambiente. El punto es que Mariana se puso una coqueta falda a cuadros azules y yo decidí hacerle juego con una corbata con el mismo estampado. Era una idea linda, pero descubrí temprano que ponerle cuidado a nuestros atuendos no era lo que Casa Swinger esperaba de nosotros. Tan pronto cruzamos la puerta, un alguien me dijo que tenía que quitarme la corbata. No entendí. Mariana tampoco y preguntó por qué. "Por seguridad" dice el alguien que insiste en que me tengo que quitar la corbata. "¿Seguridad?" pregunta Mariana haciendo evidente que no encontramos la conexión entre el accesorio más popular de Occidente y la falta de seguridad. Me causa gracia pensar que la primera vez que tratamos de ir a un club swinger hace mucho tiempo, no nos dejaron entrar porque yo no traía corbata.  "Segurida" contesta el elemento de seguridad, quien evidentemente, sigue sin tener una razón. "¿De qué forma una corbata afecta la seguridad?" vuelve a preguntar Mariana en un tono un tanto más impaciente.  El alguien comienza a entender que mi mujer no es sencilla y esgrime su argumento más devastador: "Son las políticas, señorita". Frente a eso, no hay nada más que decir y me quito la corbata antes de seguir adelante mientras teorizo la posibilidad de que algún diseñador de políticas considere probable que yo quiera a ahorcar a alguien en el playroom y lo haga con una corbata frente a la incapacidad de conseguir medias, tangas, camisas o cualquier otra prenda.  
Quien diseña las fiestas se esfuerza mucho por darles variedad, y eso habrá que reconocerlo. Hay una masajista, aparentemente muy bueno, y algunos chows no tan buenos. Durante algún momento de la noche le toca turno a un animador con look de personaje de cine de ficheras que por ser chistoso no es muy amable que digamos. Mariana y yo vamos por un trago. Pido uno derecho y me sirven una copa nada despreciable. Mariana pide un whisky con agua mineral y aclara que solo quiere la mitad del vaso. "No podemos servírselo así, tiene que ser el vaso completo. " Le explicamos que no es que queramos un trago doble, en cuyo caso, comprenderíamos que se negaran sino un trago con la mitad del agua mineral. "No puede ser, me piden que sirva los tragos completos". Mariana reformula tratando de encontrar un punto de comunicación. "Puedes servirme un trago derecho, o un trago con un vaso de agua" "Sí, así es." "¿Pero no me puedes servir un trago con medio vaso de agua?" "No". "¿Puedo preguntar por qué?" "Son las políticas"
Frente a las políticas no hay nada que hacer y tomamos nuestros alcoholes y vamos al salón principal. Para ese momento, las políticas habían deshecho mucho del buen humor que traíamos.
Mariana pide un tatuaje que le encantó (Hay un body painter en la casa). Hablamos un rato. Mariana pide un masaje y le encantó (Hay un terapeuta en la casa). Miramos a la gente. Mariana me enseña lo que acaba de aprender en el tubo y me encantó (Hay un tubo en la casa). Nos decidimos a subir a los cuartos oscuros, y consciente de que en el lugar hay muchos más hombres sólos que el 25% que anuncia la página, preguntamos si hay algún playroom sólo para parejas. No lo hay, esa es una política que tampoco entiendo, tomando en cuenta que la casa tiene tres espacios posibles, y reservar uno no molestaría a nadie. 
Así las cosas, entramos a intentar jugar pero no se puede. Demasiados solos, demasiado cerca, demasiado intrusivos y no nos quedó más que ir a terminar la sesión a nuestra propia recámara.

 Foto: vía Sicalipsis

Etiquetas: , , ,