El nuevo Dreams club swinger, ventajas y desventajas

Reseñas de bares swinger en el D.F.

Pues resulta que Dreams dejó atrás el local que tenía en Tecamachalco y se acercó al sur en una zona mucho más accesible para los chilangos.  Ahora que están en un famoso table dance las instalaciones son notablemente más cómodas y orientadas al consumo de lo sexual y sin embargo, perdieron un tanto del ambiente festivo que lo caracterizaba en el Estado de México. 
Supongo que también el DJ cambió, porque antes la gente bailaba a pesar de no haber pista, y ahora, no sólo nadie baila, a la gente le cuesta trabajo incluso levantarse de su confortable silloncito para ir a explorar y por lo tanto, para iniciar migraciones masivas a cualquiera de los dos playrooms. Tengo una teoría: en los clubes para caballeros el ambiente no importa y las chicas escogen sus propias piezas, así que poner y quitar discos no requiere mucho oficio. Incluso esta vez, tuvimos las sensación de que la música buscaba precisamente acabar con la fiesta.  Quién sabe.
Me gusta que ahora haya tubo. Sólo hay uno y está justo en el centro de una pasarela en el foco de atención de todos los comensales. No será muy apto para las más tímidas pero luego de mucho remolonear Mariana decidió subir a calarlo. Se bajó pronto,  porque el anteriormente mencionado profesional de la música tomó la sabia decisión de ignorar a dos mujeres guapas que se lucían con los graves tonos vocales de Joe Cocker  (la mía y otra rubia hermosísima a la que le habíamos estado echando el ojo) e intempestivamente puso una bachata microbusera con la agravante de varios decibeles más abajo. La estrategia tuvo suficiente maestría como para evitar cualquier futuro conato de seducción. De todas formas, me dice Mariana que el tubo estaba resbaloso y se complicaba mucho treparse. Me lo perdí yo, y todos los demás porque el show pintaba para muy bueno y además mi mujer había omitido el detalle de ponerse tanga antes de salir de casa.
De cualquier manera, el lugar promete. Son tres pisos. Un playroom improvisado en un rincón a la vista de todo el mundo (sólo el exterior)  y otro coquetísimo y alejado de todo. Ese me encantó, es una sala con más o  menos cinco sofás tapizados al estilo abuela e iluminado tenuemente. La pintura de Mauricio Garcés le da exactamente el toque que necesitaba para coronarse como "sutilmente kitsch". También hay, en el segundo piso unos sillones dobles tapados con cortinitas hoteleras. Esos son por si alguien quisiera estar y no estar, adecuados para jugar en grupos muy pequeños y alejados de todo el bullicio, pero sin salir del club.
Dreams es un club que tiene lo que se necesita para el éxito. Un gran poder de convocatoria y una concurrencia de evidente poder adquisitivo. Es claro que aquí les irá tan bien como les iba más allá del periférico. Sigue siendo una gran opción para encontrarse con otras parejas a las que se haya contactado previamente o para hacer una fiestecilla con amigos. Para quienes no conozcan a otros... no lo sé. A pesar de ser un sitio que a mí me gusta mucho, nunca he logrado sentirme bienvenido. Fuera de sus amigos, a los anfitriones nunca se les ve acercarse a la gente o tener atenciones personalizadas con los clientes. Por supuesto, no se trata de que el dueño se siente a tu mesa a tomar la copa, o que te lleve de la mano al cuarto oscuro, pero siempre es deseable la calidez de un servicio individualizado en lugar de tratar sólo con los meseros. Incluso me he preguntado si esa falta de contacto es la norma o si es un asunto personal con los redactores de este humilde blog swinger. Habrá que ver.

Actualización: Dreams, se volvió a cambiar de dirección. Pero aún no conocemos la nueva sede.





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