El más nuevo nuevo Dreams.

Club swinger en el DF: Dreams


Club swinger Dreams
Nació hace ya un buen rato en Tecamachalco y, desde que la mogigatería local los exiliara, Dreams ha estado de club errante por distintas locaciones de la Ciudad de México. Cada cambio de sede le ha traído nuevas experiencias y ha evolucionado en cada mudanza. El último cambio de local ocurrió el fin de semana pasado. Aunque técnicamente sólo se trasladaron unos cuantos metros, la transformación va más allá de la geografía.


Antes de seguir con la reseña, debo confesar que no me gusta a ir a estrenos. De ningún tipo. Los estrenos son una ilusión que dice poco sobre la verdadera naturaleza del producto. Hay mucha gente, muy buenas voluntades y mucha confusión. Pero el Señor Capitalista, que es muy gente con nosotros, nos invitó a su inauguración, y queríamos estar con ellos para celebrar el salto.

Dreams se reinventó al grito de ¡Porque ya no cabíamos! Mucho hay de cierto en esa afirmación, pero con la necesidad de más espacio, también había una intención de renovación significativa. Llegamos pasadas las once. Los Doctores Chocolate nos dieron la grata sorpresa de estar esperándonos en la puerta de lo que se veía como un bar de moda. Fila para entrar. Revisiones minuciosas y un grupo de adictos al tabaco arrinconados en el exterior padeciendo las penurias de ser fumador en estos tiempos. No hay letrero, simplemente un discretísimo logo, perceptible sólo para los ojos de los iniciados. Para entrar al club hay que descender por una breve escalera. Pensé en una metáfora ordinaria pero igualmente eficaz.

El lugar es grande. No grande como un casino de la Vegas, pero bastante más grande que casi cualquier bar de la Condesa. Es oscuro. Hay música muy fuerte. El Señor Dreams nos recibe, abrazos y apapachos propios de una premier y nos avisa que el Señor Capitalista nos quiere ver. Nos señala la dirección de su mesa, pero yo no veo nada. Oscuridad de antro, humo de antro y una alergia rara que traigo que me tiene los ojos irritados la mitad del tiempo. Afortunadamente, Mariana sí lo ve. En el camino nos topamos con mucha gente. El evento convocó, sin duda. Saludos, abrazos y apapachos propios de un estreno.  Mientras llegamos a la mesa del Señor Capitalista, nos preguntamos dónde iremos a sentarnos, el lugar está que revienta y detrás de nosotros había todavía una considerable línea de gente esperando entrar. Llegamos frente a su mesa a pie de pista desde donde puede ver todo el local. Tiene aspecto de patrón en su día especial. Rodeado de amigos, de mujeres guapas y bebiendo champaña, es evidentemente, quien está a cargo. Se levanta. Saludos, abrazos y apapachos propios de una inauguración. Luego nos lleva a dar el recorrido.

Al fondo del local están los vestidores, mixtos como en el primer mundo. Hay lockers disponibles para quien los quiera, regaderas y sauna. Por el momento, la zona tiene mucha vida. La gente se cambia, las chicas hacen frente al espejo ajustes a su maquillaje y todo el mundo se ve de buen humor. La mujer a cargo de los casilleros se ve atareada. El plan es, aunque hoy no sucede ni sucederá así, que los asistentes dejen su ropa en los vestidores antes de pasar a  las zonas de juego. A mí eso me encanta. Los playrooms y las vestimentas no son compatibles: las cosas se pierden o se dañan. Me pregunto si Dreams será capaz  de dejar esa marca en la cultura swinger mexicana

Los playrooms estaban vacíos al momento, acaso algunos transeúntes como nosotros saciando su curiosidad. Una cama a la entrada. Otra al centro. Luego hay un cuarto con puerta de cristal desde donde se puede ver sin ser visto. Luego, hay otro donde se puede ver y ser visto. Hay espacios con paredes francesas (esas que tienen hoyos por donde pasan manos anónimas e indiscretas). Hay otro cuarto que se puede cerrar con seguro. Hay un sillón para posiciones sexuales. Y hasta el fondo hay un grupo de cuatro habitaciones privadas que estarán disponibles sólo para los potentados que cubran su membresía anual y, supongo, para sus compañeros de juego. A la zona se le ve el esfuerzo y el interés por crear espacios adecuados. Aún falta, nos explica el Señor Capitalista, subir los colchones que aún están en el piso y colocarlos sobre sólidas bases de cama. No se les puede, sin embargo, llamar cuartos oscuros porque de oscuros no tienen nada. La iluminación se basa en nada halagadores luces negras que hacen que los dientes se vean amarillos y que todas las marcas de la piel salgan a relucir. Poco afortunado, tal vez, pero casi nada de eso importó a los muchísimos comensales que horas más tarde abarrotaríamos el sitio.

El más nuevo nuevo Dreams tiene personalidad de antro. La música, ecléctica combinación entre boda y  News Pedregal,  a un volumen especialmente alto obliga a gritar para poder hablar con cualquiera. El diseño general oscuro, con luces robóticas, láseres y pantallas con videos musicales, pronostican que este nuevo sitio tendrá vocación para la fiesta. Se me ocurre que, en el futuro cercano, encontrar compañeros de juego será una cuestión principalmente física. Podremos bailar, manosearnos y llevarnos a alguien al playroom sin que sea necesario preguntar nombres o niveles de involucramiento sw. Pero ya lo descubriremos después, en otra visita quizá menos concurrida o quizá menos estruendosa.

Ya era entrada la noche cuando el Señor Dreams convocó al desfile de mucamas. Eso, el tema de la noche era French Maids, pero sólo unas cuantas cumplieron con el código de vestuario. Mariana,  que traía una jaqueca considerable, participó del espectáculo sólo para hacer que valiera la pena las horas invertidas en organizar su atuendo. Botella magnum de champaña, regalo para la entusiasta que ganó. Botella de 750 ml. de champaña para la también entusiasta que quedó en segundo lugar y botellitas individuales de champaña para las otras cuatro concursantes.  Luego rifaron goodies de SDC y un viaje a Desire.

La pasamos bien, cansados y todo fuimos con C y A al playroom a terminar nuestra noche swinger tal y como corresponde al género. ¿Dije que estaría a reventar? Pues lo estaba, así que pronto perdimos esperanzas de conseguir una cama y nos quedamos en el colchón de la entrada. Jugamos ahí, a la vista de todo el que entraba y de todo el que salía. Ser un histrión de la fornicación, me encanta. Hay mucho de excitante en hacer contacto visual con el espectador. Mariana, en cambio, prefiere aislarse. Le gusta saberse observada, pero mira hacia el otro lado, o cierra los ojos o aprieta la cabeza contra las sábanas para sentir a los demás sin confirmar su existencia. Los vouyers de Schrödinger. Pueden o no pueden estar y esa incertidumbre le cubre el cuerpo de vibraciones que disfruto reconocer.

Fue una sesión rica. Una noche divertida y una buena esperanza para la comunidad swinger de la Ciudad. Dreams siempre ha sido una buena alternativa, pero su nuevo local diseñado a medida, viene muy bien a los sureños chilangos.

http://www.dreamsmexico.com.mx/

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