Libros: Swinging, el juego que juegan tus vecinos

Libros sobre el lifestyle


Coincido con Brendon en que describir el ambiente swinger sin haberlo vivido en su totalidad es condenarse a la superficialidad. Es uno de esos temas que invitan al escándalo e incluso los articulistas mejor intencionados caen, al distanciarse del objeto de estudio, en una clásica forma de condescendencia que, al respetar, condena.        
 Swinging: The Game Your Neighbours Play está escrito por alguien que, poseedor de un especial dominio del idioma, ha vivido distintos roles dentro del mundo liberal. El libro recopila muchas de las conclusiones a las que, de manera empírica, los swingers llegamos y que hemos convertido en puntos claves. Otras veces da con hallazgos nuevos o con formas elocuentes de explicar lo que algunos intuimos.
      
       El punto es que disfruté leerlo, y como me pareció una recomendación muy valiosa, traduje un breve capítulo para los lectores del blog.

La doma de la lujuria
fragmento de Swinging, el juego que juegan tus vecinos
de Mark Brendon

A la fecha casi todos los libros y artículos escritos sobre el tema swinger han sido escritos por jadeantes “vainillas” (como se les conoce a los no swingers) que o salivan o se asquean, en ocasiones las dos cosas al mismo tiempo, frente a lo que describen.

La suya es, sin duda, la forma menos respetable de periodismo. Asomarse, presionar a los observados, extraer los aspectos más vendibles y sensacionalistas  de las actividades de los sujetos y al final retirarse a portar los hábitos de su santidad.

El objetivo de este libro no es excitar --al menos no de primera intención. Estaré encantado si abre nuevas posibilidades y si inspira a individuos y parejas a invocar sus propias fantasías y a hacer planes para aventuras sexuales. Pero, escribo pocos relatos detallados sobre sexo y, cuando lo hago, deliberadamente evito el lirismo.

[En el capítulo anterior] incluí la procaz anécdota de anoche porque, aunque lugar común, resume bien de lo que se trata el swinging. Hay, por supuesto, sensualidad y, la curiosidad hacia la sexualidad de otros. Están los sentidos de aventura y comunidad, y tal vez, sobre todo, un espíritu lúdico afectuoso...

También tipifica el convencionalismo esencia de los swingers.

Por definición, los swingers respetan la santidad --cuando menos, el valor-- de la pareja segura y duradera, y de las necesidades de los hijos. No tienen aventuras extramaritales, ni permiten que sus emociones sean influidas por sus necesidades sexuales.No ponen en peligro el bienestar de sus hogares o de sus niños  “enamorándose” de sus secretarias, jardineros, colegas de trabajo, entrenadores, mejores amigos del cónyuge o compañeritos de escuela de los hijos.

Reconoces, sin embargo, que  la familia extendida ha desaparecido, que la pareja nuclear familiar es insuficiente para cumplir todas sus necesidades sexuales y emocionales, y que la expectativa de vida sexual activa ha aumentado enormemente en los últimos dos siglos. Por tales razones, no les es posible encontrar en una sola persona, que irremediablemente tienen distintas necesidades y se desarrolla a un ritmo diferente que ellos mismos,  toda la aventura, interés y pasión que requieren.

Por lo tanto, buscan la reciprocidad en aventuras sexuales compartidas. Éstas son, afrontémoslo,  mucho más emocionantes, sociables, y reveladoras que, por ejemplo, pescar o jugar al golf.  Y mientras ellos constituye, en buena medida, aficiones y escapes del hogar específicos de género, el swinging es una actividad mixta, mutua y completamente recíproca que captura a la lujuria, ese lobo que ronda y gruñe a la puerta de cada hogar marital, la domestica y la trae de a casa convertida en una mascota entretenida y estimulante.

Para quien busca pornografía, esos cuatro o cinco cuerpos entrelazados anoche en la cama, son una simple e indiferenciada actuación llamada sexo. Para los dueños de esos cuerpos, sin embargo, se trata de la celebración de unos y otros, de la infinita variedad de reflejos y experiencias sensuales humanas, así como de su propia fuerza, vivacidad y belleza de un momento fugaz.

No había ni recriminación ni costos (salvo por los honorarios de las niñera).
Era amoroso, lleno de risas e irresponsable.
Era jugar.

Etiquetas: , , ,