Dos parejas en un hotel

Manuel hizo un par de intentos más por ser amable con su mujer, y lo único que consiguió fue que ella se acurrucara más sobre el hombro izquierdo de Mariana. De todas las imágenes que tuve esa noche, esa fue, por mucho, la más sexy: Vanesa, la niña desprotegida, espantada por el alcance de sus propias fantasías y refugiada en los brazos de Mariana, apenas seis años mayor, pero infinitamente más adulta, quien se limitaba a lanzar, para él, miradas de compasión, y para su esposa, cariños maternales en el cabello.
Lo que más hubiera deseado entonces es que los dos se vistieran y se fueran para que Lorena y yo pudieramos seguir follando hasta el fin del mundo como cuando ellos se metieron en el baño para tratar de controlar la borrachera de Vanesa.

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