Es una orilla
donde habitan cangrejos
mullidos como almohadas
El viajero sediento
amarra de ahí su montura
y bebe
y canta
y se deja arrullar
y descansa en una sombra
toda el hambre
de todos los viajes
y en su olor
reconoce el camino de regreso
Diego Velázquez
Etiquetas: poesía