Hay veces que un navegante cibernético naufraga y cree haber llegado a casa. Así me pasó hace un rato que encallé en un blog al que, aparentemente sigo desde hace mucho, pero que no había leído sino hasta hace poco. Se trata de
Cosmovisión invertida, un espacio con tintes eróticos y colores poéticos, un lugar, en fin, en el que me estoy sintiendo cómodo mientras paseo por poemas ricos en imágenes, informales y que dejan un saborcito cachondón a monólogo interior.