Crónicas de nuestros viajes SW
Los clubs swinger de Nueva York que no pudimos conocer
Elegimos
Nueva York para pasar el fin de año, porque había que hacerlo. Es una
ciudad tan múltiplemente citada que, hasta me daba un poco de vergüenza
no conocerla. Pero también porque, tratándose de la cima cultural del
mundo, esperábamos quedar boquiabiertos con sus opciones sexuales.
Resulta, pues, que no es para tanto, y de nuevo, la hipocresía puritana
no deja de sorprenderme. Ejemplo, la Ciudad de Nueva York, cerró la
mayor parte de los clubes swinger bajo la premisa de que ahí dentro se
realizan “actividades de alto riesgo”, id est, sexo oral y anal. Vaya
pues, que una hora de cunnilingus es más peligroso que descender de una
montaña a gran velocidad con los pies sostenidos solamente en dos
tabletas. (Seguro que los de CSI NY escucharon gritar alguna vez a
Mariana y creyeron que eso de los orgasmos era cosas de asesinos seriales).
De
todas formas, no se puede detener el fluir natural de las cosas y
algunos neoyorkinos se las han ingeniado para abrir o mantener a flote
algunos centros de entretenimiento para adultos liberales que, previas
horas de investigación, apuntamos minuciosamente en nuestra agenda de
viaje y en nuestro presupuesto.
Ahora,
de las opciones elegidas, algunas fueron visitas posibles y otras no,
porque a) no abrieron en esos días o b) si abrieron no nos quisieron
invitar. Así pues, conocimos tres lugares y nos quedamos con las ganas
de conocer otros tres, o tal vez cuatro. Imprudente, como soy, primero les cuento de lo que no sé, y ya en otras entregas les platico más a fondo lo que sí hicimos.
Chemistry.
Según lo que habíamos leído Chemistry organiza fiestas geniales, con
malabaristas y toda lo cosa. Para ser parte de su selecta comunidad,
tuvimos que mandar fotos de cara y contestar, cada uno por su lado un
cuestionario que diera luz sobre nuestra actitud hacia el sexo y hacia
el erotismo, nuestras experiencias con fiestas pasadas y nuestro grado
de openmindés. Aprobamos el examen y nos mandaron invitaciones para el
día 15 (aún no llegábamos a NY) y luego, no hubo más fiestas hasta que
hubimos estado de vuelta. Mal timing, y de esta sí me quedé con las
ganas.
OLU
(One Leg Up). Aparentemente, o al menos eso dicen las crónicas, ellos
son la comunidad swinger más exclusiva de Nueva York. Su proceso de
selección también es particularmente riguroso y piden, incluso a sus
aspirantes, que paguen una cuota de membresía antes de ser aceptados.
Tienen dos clases de fiestas, las que son “para comer ahí” y otras “para
llevar”. A juzgar por las fotos que vi (todas ellas muy discretas), son
concurridas, creativas, divertidas y dan ganas de estar ahí dentro.
Mala suerte, con ellos tampoco coincidimos en fechas.
School
of Sex o Behind Closed Doors. Dicen los resultados de nuestras
investigaciones que ellos hacen fiestas glamourosas para gente muy nice.
Mandamos fotos e cumplimos a cabalidad con el protocolo de admisión,
pero no hemos de estar tan apetecibles o ellos no han de ser muy
organizados. El caso es que nunca tuvimos respuesta y entonces no
podremos, queridos lectores, platicarles si el numerito valía la pena.
DDevious
Delights. Sabemos muy poco de éstos. Pero tienen el honor de haber sido
el único club que, cuando por SDC se enteraron que íbamos a estar por
sus domicilios, se pusieron en contacto con nosotros. También nos
pidieron que llenáramos formatos en línea y fuimos gratamente aceptados
en su comunidad. Lo malo fue que tenían planeada una fiesta para el 27,
que lamentablemente no ocurrió y una para el 31 de diciembre, y ese día,
nosotros no queríamos festejar swingeando.
Lo
que sí conocimos fueron Le Trapeze, Taste Parties, y Checkmates y de
ellos habrá mucho que contar en próximas entregas. Si alguien sabe algo
algo más sobre la no tan exuberante vida liberal en la Ciudad que nunca
duerme, estaría padre que lo comentaran.
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