Dicen que en la escuela, no se enseña nada de lo que realmente es importante. Debe ser cierto, porque a mí nadie me dijo cómo se decían esas frases irreverentes y cargadas de sentido que sirven para comunicar a otro ser humano, en lengua franca, nuestras intenciones erótica. Sin embargo, pocas herramientas nos han sido más útiles a Mariana y a mí, en nuestras correrías turísticas, que un vocabulario anglo-sajón, digamos, extenso.Etiquetas: Motivos para sonreír