Swingers en México | Cuernavaca | Vacaciones con sexo | Jardín de Adultos
Los lectores constantes de este blog, sabrán que nuestra visita, hace ya algún tiempo, al Club SW de Pedro fue un éxito. Sin embargo, salimos con una reflexión que, gracias a un viaje express a Cuernavaca, volvimos a retomar. ¿Por qué, el mundo del sexo en México tiene que estar peleado con el buen gusto? Nos parecía, en aquel entonces, que si alguna empresa se lanzaba a la cándida aventura de cuidar el mobiliario de un club para parejas, si alguien osaba, seleccionar con cuidado el tipo de copas, o si había algún atrevido que pugnara por un diseño de iluminación medianamente elegante, la aventura financiera estaría condenada al fracaso. Estábamos un poco tristes al respecto; ser aficionados a las orgías, nos metía en el mismo saco de todos aquellos a los que los detalles no les interesaban en lo más mínimo, de todos aquellos que seguían atorados en el paradigma de que la luz negra es hermosa.
Hay muchos intentos, creo. Por un lado, Desire es la meca de la excelencia en servicios de hotelería y su diseño es impecable, pero no podemos olvidar que está enfocado a un mercado para extranjeros, al cual, no pertenecemos ni Mariana ni yo, y no podríamos aspirar a hacer más de un viaje al año, so pena de dejar a nuestros aún no nacidos hijos, sin universidad.
Nuestra reciente amistad electrónica con las personas de Apple Clubs, nos renovó un poco la esperanza, su proyecto parece un sueño asequible. ¡Oh paradoja! y con la mejor de nuestras voluntades esperamos que pronto puedan abrir un sex club donde sea el espacio el principal promotor de las conductas.
El fin de semana pasado, percibimos otra luz en el oscuro mar de nuestras espectativas. Mariana y yo, salimos tarde de la ciudad y llegamos a una casa en una, muy sofisticada, colonia de Cuernavaca. El arreglo se había hecho todo por internet, por medio de la página web: http://www.fin-de-semana-swinger.com, previo pago de $1,500 que incluía la fiesta, las bebidas, la habitación, y el desayuno del día siguiente.
El Wicked Club es un buen intento. Los anfitriones son una pareja muy involucrada con el mundo swinger, que decidieron probar suerte y rentar una casa increíble para iniciar su aventura. Con alguna regularidad convocan a una fiesta, y parece que ponen todo su empeño en que las cosas salgan bien.
En la última nos reunimos como doce parejas. Casi todos eran más grandes que nosotros, 10 o 15 años. La mecánica no era nada fuera de lo ordinario, juegos que desembocan en personas huyendo al play-room, algunos que preferían invitar a otras personas a su habitación. La noche fue muy divertida, aunque ninguno de los dos teníamos ganas de volar muy alto. Mariana y yo nos acostamos tarde esa noche, en un cuarto grande, con vestidor, baño y una ventana que por la mañana iluminaba el cuarto de lo lindo. Era muy claro que todos los que estaban ahí sabían bien lo que venían a buscar, y casi todos lo encontraron aunque no se conocían antes.
El desayuno se sirve en el comedor, platicamos con las parejas que quedaban y salimos durante un largo rato a tomar sol y seguir la conversación con los dueños del lugar. Confieso que es la parte que más disfrutamos. Tenía que ver con la seguridad de que había otras personas, que compartían con nosotros una idea clara. No sólo se trata de follar y ser follados: el placer entra por todos los sentidos. Los espacios amplios, el clima, la alberca, el jardín lo mismo da tener o no tener sexo, el disfrute es lo que vale.Etiquetas: historias de sexo, Lugares para Swingers